La finalidad de las luces de los vehículos no sólo es la de ver, sino también la de ser visto, ya que cada vehículo en circulación es, en la práctica, un obstáculo para los demás, por lo que la delimitación de su presencia también es de primordial importancia. No siempre somos conscientes de la importancia que las luces tienen en la conducción.
Para que la conducción se realice en condiciones de seguridad, la DGT aconseja prestar una especial atención a la utilización, mantenimiento y regulación de los faros, para conseguir, por un lado, disponer de luz suficiente y, por otro, no deslumbrar a quién circula por las mismas vías públicas.
Algunos consejos básicos desde COLBO:
- Las lámparas van reduciendo su intensidad con el uso, por lo que deben cambiarse cada 40.000 km. o 2 años.
- Las lámparas se deben cambiar de dos en dos, debido a que su uso es simétrico en la mayoría de los casos.
- Es necesario mantener siempre limpias las ópticas: faros y pilotos.
El uso obligatorio del alumbrado queda recogido en la Ley de Tráfico y Seguridad vial: “todos los vehículos que circulen entre la puesta y la salida del sol, o a cualquier hora del día en los túneles, pasos inferiores y tramos de vía afectados por la señal “túnel”, deben llevar encendido el alumbrado que corresponda”.
También deberán llevar encendido durante el resto del día el alumbrado:
- Las motocicletas que circulen por cualquier vía objeto de esta ley.
- Todos los vehículos que circulen por un carril reversible o en sentido contrario al normalmente utilizado en la calzada donde se encuentre situado, bien sea un carril que le esté exclusivamente reservado o bien abierto excepcionalmente en dicho sentido.
Las bicicletas, además, estarán dotadas de los elementos reflectantes que, debidamente homologados, se determinan en el Reglamento General de Vehículos. Cuando sea obligatorio el uso de alumbrado, los conductores de bicicletas además llevarán colocada alguna prenda reflectante si circulan por vía interurbana”.
Seguir estos sencillos consejos puede ser la diferencia entre sufrir o provocar un accidente o por el contrario viajar con seguridad, incluso en un elemento tan hostil para la circulación como es la oscuridad de la noche.